EN VANO TE ESCONDES

Alguna vez todos tuvimos una idea errónea de la definición de la felicidad. No la busques mientras el tiempo pasa y ella no llega.

¡Un día en las riberas del rio del que solo yo me acuerdo!


Esperé por ti hasta que un día se esfumó la esperanza de que llegaras a mi vida. Te anhelaba desde que entendí que das color a la vida, pero pronto realice que eras solo un espejismo, un sueño en mi cabeza llena de ideales perfeccionistas.

No estabas en la soledad y los juegos de niña. Corrí tras de ti por caminos y veredas angostos en las llanuras y las bajadas del campo. Pero no di contigo. Solo me consolaban el trino de los pajaritos que parecían haber tenido el honor de tu presencia.

Me refugié en los libros y con la imaginación viajé por países desconocidos buscándote. Había huellas de tu estadía, pero no la dirección a la que te dirigías, había llegado tarde una vez más a tu encuentro. Crucé océanos hasta el viejo mundo, lenguas que nunca habían oído y sonrisas que marcaban tu esplendor me daban la esperanza de que un día también serías mía.

Estuve buscándote en los brazos del amor, pero ellos nunca saciaron la definición que mi mente guarda de ti. Te he idealizado quizás. Esos encuentros hicieron más profundo mi dolor y la necesidad de que llegaras a mi corazón. Aquellos momentos me provocaron una terrible desolación, vergüenza y depresión. 

Un día te busqué en la familia que tenía, pero estaban muy ocupados para compartir lo que tú les habías regalado. Miraba sus rostros llenos de ti mientras compartían cada día. Me provocaba celos su complicidad, entonces una vez más me llenó la soledad, el dolor y la confusión. Parece que no tenían de ti lo suficiente para convidarme al delicioso banquete que tú les proveías.  ¿Acaso no había lugar para que me invitaran a degustar de tus manjares? 

Se acerca el ocaso de mi vida y te busco en la pintura, la escritura, los pocos amigos y la vida que escogió nuestro Creador. Por alguna razón  nada parece ser suficiente, sigo en vela cada noche a ver si apareces de repente. 

Te busco en la divinidad y aunque sé que ahí tampoco estás, me lleno de gozo. Recién entendí que tú solo duras muy poco. Desapareces de repente cuando la realidad de la vida te quita la careta y te muestra tal cual eres. Efímera.

Eres pasajera y confundes a los que te buscan dejándolos con promesas incumplidas. La realidad de tu propósito en nuestras vidas nada tiene que ver con el sueño que de ti forjamos. Eres como el vapor de la mañana que dura hasta que la luz del sol la acaricia. Frágil y mezquina. Solo compartes con un grupo selecto.

Ya entendí que solo el gozo que viene de Dios nos da una esperanza que perdura
Ya no te busco, no sigas escondiéndote en vano, FELICIDAD.❤️

Espera en Dios y en su tiempo perfecto.
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Anhelos

Oh, los anhelos de mi amor insanos.
Quiero empañar tus límpidos cristales
Y ver palidecer esos corales
Sobre las perlas de tu boca ufanos.

Quiero que llore, herida en sus arcanos,
Tu fuente de rosados manantiales
Y que tiemble en tus tiernos maizales
La panoja rindiéndome sus granos.

Yo quiero ser tu vórtice y tu freno;
En el oleaje de tu amor, la roca;
Noche en el sol de tu mirar sereno;

Sol en la noche que tu trenza evoca;
Serpiente en los nidales de tu seno;
Y abeja en los panales de tu boca.

El sueño de volver a mi patria vive dentro de mí sin fecha de expiración. Las talas y los montes de mi isla me llaman con imágenes que viven en mis recuerdos y mis propios anhelos. Quiero pisar el suelo donde di mis primeros pasos y recibí los primeros abrazos de mis padres, mis hermanos y mis abuelos. En el alma se encuentra el vacío del terruño mío que estremece mi ser y mi sentir. No puedo predecir cuándo será el día de volver a disfrutar la vista frente al mar o saborear un plato de mariscos hecho como solo en Puerto Rico los he visto.

A diario me gusta leer las poesías que exaltan la belleza de mi patria y el recuerdo de su gente, su música y su variedad.  Hermosas aquellas que escribía Gautier, Lola Rodríguez de Tío y otros que encontraban inspiración en sus campos, su verdor o las mujeres bellas de una isla tan pequeña en circunferencia, pero no en inspiración para estos grandes poetas.

Abrázate conmigo en esta página que nos unirá a compartir un poco más de los recuerdos que atesoramos en nuestra mente y nuestros sentimientos. Compartamos un rato lo que muy guardado llevamos, encerrado en el corazón, las cuitas que dejó la partida que nos alejó de la montaña, el llano, las quebradas y los ríos que fueron nuestro refugio al jugar como niños brincando la alambrada del vecino. Esas son las vivencias que con frecuencia compartimos cuando lejos nos encontramos sin entender cómo la vida o el destino así lo quiso.

Mantén prendida la esperanza que ayuda a mitigar el dolor y la frustración que llegan en momentos dónde sabemos que la celebración de las fiestas navideñas no tendrá el mismo sabor que las navidades puertorriqueñas. Las parrandas tocando aguinaldos frente a la casa no se dan en esta ciudad donde en navidad hace mucho frío. Ya no está mi papá para que le abra la puerta al vecino. Mi mamá también se mudó a este país conmigo. Ellos ya no están para preparar la mesa con los manjares que deleitaban todos cuando entraban a la casa. Las galletitas dulces, las avellanas, las pasas, el vino y todas las ricuras típicas no se sirven durante las fiestas de fin de año aquí donde vivo. Aunque así fuera nunca tendrán el sabor como las que mi madre con mucho amor le servía a la parranda que entraba con sonrisas y algarabía entonando canciones típicas a nuestra casa en Cerro Gordo.

El primo, querido primo que se quedaba dentro del carro en el batey esperando que llegaran los próximos a deleitar con la sinfonía, el cuatro y la guitarra para unirse de nuevo esa noche a la doceava parranda en nuestra casa se mudó a entonar aguinaldos con el coro celestial. ¿Ven cuéntame tus historias, la de tus viejos y la de tus abuelos, o es que todavía estás bendecido viviendo en ese bendito suelo?

 Estaré esperando frente a la pantalla que nos permite unirnos en sentimiento y cuentos similares.